Por Rocío López de Diego |
¡Viva la diferencia!, decían los franceses, con cierta picardía
y apreciando la diversidad.
Esa diversidad, que a la naturaleza no le parece ingobernable,
sino al contrario base de nuestra existencia, desarrollo, y disfrute.
Como dice un amigo: “la Vida es una Sinfonía, una Ópera o una
Canción”. ¿Desde cuándo hay conflicto entre las diferentes texturas y
composiciones?
La diversidad nos salvaguarda del tedio; la biodiversidad se
celebra, se protege, se venera, y la diferencia es lo que se necesita para
reconocer a los iguales y la versatilidad es cambio y adaptación, recuerdo que
había que adaptarse.
Nos están diciendo que la diversidad es compleja de gestionar,
¡pues claro! ¿Que pensaban? Incluso dicen que es ingobernable.
La diversidad es gestionable, es posible y sano gobernar con un
abanico de representantes, no seremos los primeros, ni será la primera vez en
este país.
Los periódicos y las tertulias, están lanzando mensajes llenos
de recelo tras el resultado de las elecciones europeas en España, del pasado 25
de mayo 2014, y la palabra ingobernabilidad se lee a diario.
No se lo crean, por favor, sólo hacen falta gobernantes con
talento, con capacidad de negociación y de pactar. Lo demás es sólo miedo a
perder poder.