Un Lohengrin con Mortier en la memoria.

Por Concha Carbajo

En el curso de la pasada semana el Teatro Real organizó un sentido homenaje a quién fue su Director Artístico: Gerard Mortier.

Fue casi un anticipo del estreno que iba a celebrarse al día siguiente: Lohengrin de Wagner, ya que fueron interpretadas distintas páginas de esta ópera y otras del mismo compositor, con la misma dirección musical, orquesta y coro así como gran parte del elenco de los cantantes. También se  proyectaron imágenes de las obras programadas por Mortier durante estos últimos años.

En resumen: un oportuno acto “In memoriam”, más que un homenaje, con momentos emocionantes, en especial la  actuación de la soprano canadiense Measha Brueggergosman.

Con este antecedente se estrenó Lohengrin y el público recibió con entusiasmo esta obra, reconociendo la enorme calidad musical ofrecida bajo la batuta del Maestro Hartmunt Haenchen, así como obviando cualquier crítica o desaprobación a una puesta en escena muy discutible y algo claustrofóbica; característica no muy acertada dada la duración de la obra.

De alguna manera el público con sus ovaciones y sus silencios también recordaba con respeto a Mortier.

Aparte del ya citado Hartmunt Haenchen, al éxito de Lohengrin también contribuyeron decisivamente el elenco de cantantes: Catherine Naglestad como Elsa y Christopher Ventris como Lohengrin así como Deborah Polanski y Thomas Johannes Mayer.