jueves, 22 de agosto de 2013

Las Artes y los Días: El Legado de nuestra fe


Por Javier García-Luengo Manchado



Nuevamente LAS ARTES Y LOS DÍAS se hace eco de otra de las destacadas actividades culturales que se están llevando a cabo en los últimos meses a propósito del año de la fe. En esta ocasión nos trasladamos hasta Málaga, cuya Agrupación de Cofradías de Semana Santa ha organizado la magna exposición titulada EL LEGADO DE NUESTRA FE.

Ubicada en el Museo de de Semana Santa de la capital de la Costa del Sol, las cofradías y hermandades de pasión malagueñas han reunido en el otrora Hospital de San Julián lo mejor de su patrimonio artístico, fiel testimonio material, a su vez, de aquél otro espiritual legado por la fe a través de los tiempos, como significativamente indica el título de la muestra.
Partiendo del valor catequético, piadoso y devocional de la imagen, podemos encontrar aquí algunos sobresalientes ejemplos de la imaginería procesional malacitana. Desde los titulares de alguna cofradía, como la Piedad de Palma Burgos, perteneciente a la Hermandad homónima, hasta los personajes secundarios de ciertos tronos de misterio, la actual exhibición permite al visitante perder su mirada ante la multitud de detalles que amparan la ejecución de tan persuasivas obras, presentándose una marcada dicotomía moral a través de la estética; a saber, la belleza clásica de cristos apolíneos y vírgenes de mirada dulce y rostro sereno, frente a los caricaturescos sayones.  
Indudablemente, una de las señas distintivas de la semana mayor malagueña son sus tronos. Sus extraordinarias dimensiones, así como los elaborados repertorios decorativos e iconográficos, nos permiten hablar de auténticos templos en la calle que aquí están representados por el de María Santísima de Gracia de la Cofradía del Rescate, singular por su estilo neogótico. Otro tanto podemos decir del trono del Santísimo Cristo de la Redención de la Hermandad de Dolores de San Juan, diseño de Prini, donde la escultura en madera y bronce se da la mano con la orfebrería para desarrollar un complejo programa soteriológico efectuado en un lenguaje neorrenacentista, tan brillante como peculiar en la capital andaluza.
En la exposición no podían faltar los bordados, pues los cortejos procesionales malagueños se definen igualmente por el brillo y color de unas abigarradas ornamentaciones botánicas efectuadas en hilo de oro y plata, entre las que siempre podemos distinguir la faz de un Cristo agonizante y el rostro de una Dolorosa implorante. Recamados capaces asimismo de transformar las imágenes sacras en auténticos reyes y reinas de un pueblo que con sus oraciones en forma de marchas y saetas dulcifican el tortuoso caminar por esa Jerusalén mediterránea en la que se convierte Málaga cada primavera.
Estandartes, guiones, ajuares marianos, palios y luengos mantos diseñados por Prini, Casielles o Joaquín Salcedo, que tanta y tan brillante presencia tiene en la exposición, dan buena muestra de un arte que, lejos de perderse en la noche de los tiempos, adquiere nuevo bríos, pues, en definitiva, la historia de la Redención es una historia eterna a la que debe acompañar un arte igualmente eterno.

No podemos pasar por alto las impresionantes piezas de orfebrería congregadas en el antiguo Hospital de San Julián, destacando varales, frentes de trono, ánforas o candelabros ejecutados en un sin par barroco de exquisitos materiales. Apartado específico merecen las coronas pertenecientes a algunas de las devociones más populares, como la de Nuestra Señora de los Dolores o la de María Santísima de la Esperanza, auténticas obras de joyería donde observamos complejos programas iconográficos destinados a exaltar a la Madre del Redentor, quien fuera, y es, la primera en la fe.

1 comentario:

  1. Magnifico artículo Javier,muy documentado y con una esplendida exposición sobre las cofradías y tronos malagueños.Enhorabuena!!!!

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