Por Luisa Grajalva |
Desde que nací, esta ha sido mi tierra y
la de mis hermanos, pero nunca he sentido que me pertenezca, sino todo lo
contrario, he sentido que éramos nosotros quienes pertenecíamos a ella.
Crecimos con el respeto de todos y dando
lo mejor de nosotros para beneficiar a cuantos nos rodeaban, por eso no puedo
creer que sean los mismos vecinos quienes quieren echarnos. Jamás pensé que
nadie pudiese arrancarnos de aquí, y mucho menos por un capricho absurdo, por
una decisión irresponsable.
Mientras espero nuestro desahucio, me
despido del sol, del aire y del agua, de todo lo que alimentó nuestras raíces.
Me gusta mucho todo lo que escribes, en prosa y en poesía.
ResponderEliminarJerónimo