Por Paco Fochs |
Pepita P. H., joven
madrileña decidió acercar posturas con un amigo llamado simplemente Pepito.
Para ello dieron juntos la vuelta al mundo e incluso encargaron un hijo/a.
A la vuelta de su periplo
les preguntaron sobre su noviazgo y sus planes de boda.
“No vayáis tan deprisa, solo estamos conociéndonos..”, contestaron
al unísono la nueva pareja, como es habitual y moda en estos casos y en estos
tiempos, ya que parece lógico que los jóvenes quieran seguridad y para ello
nada mejor que un completo aprendizaje sobre la pareja con la que compartir el
futuro.
Por ello y dado que ahora se trata de conocerse más que de amarse,
tuvieron otro hijo después de una
convivencia de cinco años. Es decir: un auténtico y completo Master de
conocimiento que les decidió a casarse por fin.
Claro que la convivencia cotidiana de la familia en el nuevo
estado, erosionó la estabilidad de la pareja, por lo que no solo se plantearon
el divorcio sino que iniciaron los trámites del mismo.
Después de un largo y tenebroso proceso lleno de amenazas e
injurias recíprocas, por fin se logró la sentencia disolutoria.
Este día Pepita P. H., apareció radiante. La razón la explicaba
con cierto entusiasmo: “No es por la separación, ni que así dejaré de verle….
es que..: ¡por fin he logrado conocer de verdad a Pepito!”
Y es que estamos en el siglo del conocimiento.
Sí, sí creo que este máster es ya título oficial de los planes de Bolonia, esos planes que permite hasta graduarte en artes de la gastronomía y hasta artes circenses (esto último va sin ironía)... En fin deseando descubrir la siguiente y, seguro, apasionante historia don Francisco!! El Coleccionista
ResponderEliminarNo te conocía yo en estas elucubraciones.
ResponderEliminarVamos a tener que hacer un viaje.
Jerónimo.