Por Luisa Grajalva |
Este trago no va a saberme a nada. Ya no saben a nada
alcohol, literatura, vida o muerte.
Ni tan siquiera saben los recuerdos, los días en que bebí
al límite la guerra, la fiesta o un cuerpo de mujer. Vida, muerte y
pasión al borde de la copa, cóctel de los excesos.
Destruido,
pero no derrotado. Permanezco en mis libros, en bares donde los cócteles
recuerdan… y en la barca de un viejo pescador.
Este
cóctel de pólvora y metal no sabe a nada.
Las
campanas ya doblan por mí.
Por nosotros doblan las campanas.
ResponderEliminarEspañolito que vienes al mundo.......
Gracias por tus relatos, me encantan
Te lo digo en verso: Pues déjate de anonimatos y mándanos tu microrrelato. Calidad si que tienes. Gracias por comentar.
EliminarLuisa, muchas gracias por tus microrrelatos, y gracias a Temporadas por descubrirte.
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