Por Javier García-Luengo Manchado |
Y es
que en efecto, como ya he referido en anteriores artículos, en medio de un
mundo donde se entiende como auténticamente "artístico" los derivados
de la basura, la estética del asco y de lo repulsivo, elementos todos ellos,
desde mi punto de vista, resultado de un hombre ensimismado en las limitaciones
de su fisicidad, descollan con
singular fuerza esas otras obras que precisamente buscan todo lo contrario, el
agrado, la belleza y por qué no, también la sonrisa y el divertimento.
Santa Catalina enmarcada |
Asimismo,
otra de las peculiaridades de la producción de Pan de Soraluce es que, para
mayor inquietud y desconcierto de la crítica, su arte es absolutamente
indefinible. Así es, en sus cuadros hay dibujo y color, pero no lo podemos
llamar pintura; hay pasamanerías, bordados y telas, sin embargo no es un
collage en sentido estricto; hallamos también un marcado gusto por el relieve,
aunque no se traten de esculturas.
El
retrato ha sido y es uno de los principales intereses de Ximena. La capacidad
para personalizar estas obras la acercan a un extremo donde el detalle y la
minuciosidad se dan la mano con la fantasía. Por ello es tan importante el
deseo que su autora tiene por conocer en profundidad a los protagonistas,
introduciendo aquellos elementos que más los pueden caracterizar, sus
aficiones, lecturas, ciudades favoritas, a lo que no serán ajenos multitud de
guiños –siento usar una palabra que tanto detesta Ximena- tan irónicos como
ocurrentes.
Mono Copia |
Es
breve este espacio para referir los múltiples proyectos que nuestra autora se
trae entre manos, pero quizá uno de los más atractivos sea la reelaboración y
reinterpretación de la baraja francesa a partir de su peculiar técnica y
cosmovisión, baraja que, por cierto, que servirá para ilustrar algo así como un
manual de instrucciones para el buen echador de cartas y cuya publicación
esperamos anhelantes.
No
podemos concluir esta reseña sin una alusión a su serie dedicada a la Virgen y
a los santos, obras de un marcado barroquismo que con sus
bordados, pasamanerías y la inclusión de oraciones y escritos nos traslada a la
tradición de los exvotos populares tan propios de nuestra cultura, pero también
de la cultura hermana del otro lado del Atlántico y que Pan de Soraluce pudo
conocer durante los años allí vividos en plena adolescencia.
Santa Casilda, Santa Inés o Santa Delfina son abordadas por esta
miniaturista que con tanto cariño mima todas y cada una de sus creaciones,
creaciones que sin duda parecen iluminadas y bendecidas por esos mismos santos
y santas que con fiel devoción y amor recrea Ximena Pan de Soraluce.
Definitiva |
Javier García-Luengo Manchado es Doctor en Historia del Arte por la
Universidad de Salamanca, obteniendo Premio Extraordinario de Doctorado en
2006. Ha desarrollado su labor docente en las Universidades de Salamanca y
Anáhuac de México, asimismo ha efectuado estancias de docencia e investigación
en las universidades de Londres, Sapienza de Roma, Évora de Portugal,
Cergy-Pontoise de París y Academia de España en Roma.
Ha comisariado exposiciones dedicados a
pintores del siglo XX y escrito libros y artículos de investigación referido a
los mismos temas.
Como conferenciante ha participado en el
programa El Prado fuera del Prado, ciclo organizado por el Museo Nacional del
Prado.
Precioso artículo Javier,cuanto mas lo leo mas me gusta..Enhorabuena
ResponderEliminarFantástico! Me ha encantado, tienes que darme más información sobre esta artistaza.
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