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Por Luisa Grajalva Escritora y Periodista |
Nunca he soportado el frío y me temo que voy a tener que acostumbrarme, porque, tal como está el mundo, es mi única esperanza de encontrar un futuro mejor. Me asusta la temperatura a tantos grados bajo cero, la falta de luz, el aislamiento, la ausencia de vida entre el hielo, pero si me quedo aquí sé que no tengo futuro.
Lo he meditado largamente, le he dado mil vueltas y por fin he comprendido que tenía que firmar ese contrato. Ya he dejado dispuesto que me hibernen y me despierten dentro de trescientos años.
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